domingo, 30 de enero de 2011

la critica en el trabajo


De entre los defectos de los españoles y después de la envidia, probablemente el más destacado sea el orgullo (la cabezonería que no nos permite ceder en las discusiones, la incapacidad para pedir perdón, la facilidad con la que se confunde humildad y humillación, la decepción y vergüenza ante el fracaso, la incapacidad para aceptar la crítica.........    te reconoces?, yo sí)

El orgullo nos impide aceptar las correcciones, entendemos las críticas en nuestro trabajo como una ofensa personal. Este efecto se da en todos los sentidos del organigrama, de igual a igual, de superior a inferior y viceversa, de cliente a proveedor de servicios  y al revés. Siempre se encaja igual de mal. 
No aceptamos la crítica, no nos gusta ser evaluados y ante ese disgusto reaccionamos, aún sabiendo que un comportamiento reactivo es malo por definición. La reacción suele ser automática, no meditada, impulsiva y emocional. Con frecuencia la reacción irá mezclada con sentimientos de rabia, vergüenza, frustración o ira, pudiéndose traducir en violencia verbal o física.

No se puede cambiar, a veces ni siquiera se puede adivinar la intención con la que los demás nos hace una crítica, tampoco podemos adivinar el modo en que serán recibidas las nuestras pero sí tenemos toda la responsabilidad en la manera en que nosotros formulamos nuestras valoraciones y en la forma en que encajamos las que nos hacen. 

Si logramos entender las críticas que recibimos como una propuesta de mejora y si nuestras críticas son constructivas, objetivas, están dirigidas a las personas interesadas y son formuladas en el momento adecuado, habremos mejorado como miembros del colectivo en el que nos desenvolvemos y con ello habrá mejorado el colectivo. 

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