domingo, 30 de enero de 2011

la actitud en la calidad de servicio

Las religiones pretenden regular la moral e incluso la vida de la gente con normas y preceptos cuyo cumplimiento asegura la recompensa prometida.

Las empresas tambien han encontrado en la norma una solución a sus necesidades funcionales, han regulado sus actividades, han confeccionado sus manuales de procedimientos y de ese modo el empleado ya no debe cuestionarse que debe o no hacer.

Tanto en el primer caso como el segundo, se asegura el procedimiento, la forma, el saber hacer, pero se olvida el querer hacer, la intencionalidad.

Cuando ante la duda, el católico se pregunta si su pecado es venial o mortal, está calibrando la magnitud de la penitencia, pero su intención no es, desde luego, la más acorde con su moral.
Del mismo modo, cuanto más encorsetamos las actividades en la empresa, menos confianza depositamos en la buena intención de los empleados.

Así como para los católicos su dios es el referente y la respuesta a sus dudas a propósito de cómo se deben hacer las cosas, les debería bastar con pensar si su acción sería de agrado o no de su referente religioso, en la empresa el cliente debería actuar como referente y ser el objeto que justifique todas las acciones.

Una visión correcta de en qué consiste el mundo de los servicios ahorrará, energías y documentación y dará mucho mejor resultado.

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